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98 LOS FRANCISCANOS CAPUCHINOS EN VENEZUELA var el carácter peculiar de los indios, que vivían dispersos por el extenso campo de esta Misión; los continuos esfuer- zos y trabajos de los Misioneros para lograr reducirlos a po- blación; trabajos y esfuerzos que muchas veces no les deja- ban sino muy escaso fruto, por las casi diarias fugas de los indios ya poblados; el riesgo e inminente peligro en que esta- ba la vida de los Misioneros, por la crueldad e índole indó- mita de los tales indios; y, en fin, lo poco que se podía conse- guir en la civilización de estas tribus salvajes, si el Misione- ro no disponía de algún medio para impedir esas huidas de los indios a los bosques, aun después de llevar meses y años viviendo reunidos en un pueblo. Se encontraban estos indios de Los Llanos en condicio- nes totalmente distintas de las que tenían los de Cumaná, y los del otro lado del Orinoco, como veremos en otro lu- gar; los de estos dos últimos sitios vivían de ordinario en agrupaciones en lugar determinado, tenían sus jefes o ca- ciques, y labraban la tierra, mientras que los de Los Llanos vivían disgregadas las familias, y sólo se unían para hacer frente a los Misioneros y a los españoles, o para pelear unos contra otros; no reconocían a ningún cacique, no tenían lu- gar alguno fijo, ni cultivaban un solo palmo de tierra. Hasta el año 1674 próximamente, estuvieron los Misione- ros haciendo repetidas entradas para la reducción de estos indios, de los que, corno ya hemos visto, sacaron muchos, los poblaron, mantuvieron y vistieron a fuerza de sacrificios con las limosnas que recibían de los fieles; pero, corno las tierras en que fundaban los pueblos, no estaban habitadas de españoles que los pudiesen sujetar, dice en su Memoria el P. Olivares, y estos indios eran tan bárbaros y amantes de su libertad, se huían al poco tiempo casi todos. «No les mueve a la reducción, continúa el mismo P. Olivares, ni el amor a la fe de Jesucristo, que no conocen, ni el deseo de su salva- ción eterna, pues no comprenden nada del orden sobrenatural, por ser todos de inteligencia muy limitada, y no tener entre ellos la idea de la divinidad; y como, por otra parte, son perezosos e indolentes para el trabajo, y por su rudeza les cuesta muchísimo aprender lo

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