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trata ya de enjuiciarlo o condenarlo por el mal que hace, sino de corregirlo para que cambie de vida. No se busca la venganza o la justicia legal, sino la comprensión y la co– rrección fructuosa. Esta corrección fraterna lleva consigo el trato delicado, el examen honesto de los motivos del li– tigio y, sobre todo, el respeto con que siempre se ha de tra– tar al personaje en conflicto. Si un cristiano pleitea no de– be ser por el deseo de busc;ar camorra o defender tan sólo la propia honrilla, sino por un bien mejor, cual es el escla– recimiento de la verdad y la superación del culpable. Cristo mismo declaró repetidamente que El no había ve– nido a condenar, sino a salvar. Y, de hecho, vemos cómo alternó cordialmente con pecadores públicos (Zaqueo, Magdalena, el mismo Mateo ... ), para convencerles de que debían nacer de nuevo, cambiar de vida, hacer el bien y evitar el mal. Los frutos que logró Jesús de esta actitud fueron real– mente sorprendentes. Zaqueo no sólo no le expulsó de su casa como atrevido, sino que, reconociendo sus deficien– cias, prometió devolver lo robado con intereses extraor– dinariamente beneficiosos para los perjudicados. María Magdalena, al sentirse aceptada y respetada en su digni– dad por Jesús, cuando todos la habían condenado y re– chazado, no sólo deja el género de vida que practicaba, sino que a partir de entonces se convierte en estrecha co– laboradora del Maestro y sus discípulos. Saber perdonar a los otros y, sobre todo, saber dispen– sar el perdón con afecto es siempre exitoso. El cristiano sabe perfectamente que la indignación y la violencia no ha– cen otra cosa que sembrar más indignación y más violen– cia. Por eso su forma de llamar la atención e incluso "ci– tar" a quienes le perjudican no es la de la fuerza, sino la de la justicia serena y clarificadora. La serenidad, la calma, desarman y convencen más fácil– mente que la ira, y el castigo inmisericorde. Por eso Jesús, en estos versículos de Mateo, sugiere corregir, incluso legal– mente, a quien ha obrado el mal, pero siempre con el pro– pósito de convertir al contrincante y convencerlo de que 93

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