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para hacerlos producir y disfrutarlos, sintamos también la obligación de solidarizarnos con las necesidades de la casa de Dios y del mundo de los más pobres, de los enfermos y de los que nadie aprecia. Cristo trató muy duramente a los ricos que, pavoneán– dose de sus posesiones, vivían a sus anchas :, sin complica– ciones económicas, mientras que muchos de sus vecinos morían de hambre o pasaban cualquier tipo de necesida– des. La obligación cristiana del que tiene es compartir, ya que Dios lo hizo todo para todos, siempre que cada uno sea responsable y trabaje para el bien común. La limosna que hagamos nunca debe ser una descarga de conciencia, sino una manera (cristiana) de compartir con los demás y de ayudar, sin condiciones, a la Iglesia y a sus ministros. PREGUNTAS PARA EL DIALOGO ¿Colaboro con gusto y generosamente con las necesi– dades del templo y sus ministros? ¿Eres de los que critican despiadadamente a estos úl– timos sin entrar en consideraciones formales sobre su situación y sus detalles? - ¿Eres un capitalista de la fe, que no se obligado en conciencia a trabajar y a colaborar para que otros lleguen al conocimiento de la Verdad? ¿En qué forma ayudas tú a la Iglesia?

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