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ya por supuesto que la admitimos. Es decir, es imprescin– dible renovar cada día nuestra adhesión a Cristo como Hi– jo de Dios, enviado a los hombres para dar razón de la vida y de la muerte. Si no tenemos esta fe personal, de contac– to directo, es fácil que nos "acostumbremos" también a decir que creemos en Cristo porque no tenemos nada en contra de El. Más aún, sin esta relación estrecha y afectiva a la Persona de ,Jesús, podemos convertir nuestra pertenen– cia al cristianismo en una especie de vinculación convenien– te a una comunidad cuyo programa de vida desconocemos y de cuyas obligaciones no nos sentimos persuadidos. Por eso debemos "confirmar" nuestra fe contínuamente. He– mos de aceptar la Persona y la Obra de Cristo como reali– dades que afectan mi vida personal y social, y la transfor– man por la vida que me comunica y el compromiso que me impone. 88 PREGUNTAS PARA EL DIALOGO ¿Qué pensamos nosotros de la Transfiguración de Cristo? ¿Se modificarán nuestras vidas y tareas, después de revivir con Pedro, Santiago y ,Juan, la mesianidad y divinidad de Jesús? Mi fe en Jesús, ¿está mediatizada? ¿Es una fe perso– nal y comunitaria? - ¿Me siento relacionado afectivamente con Jesús de Nazareth?