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La mejor forma de evangelizar en nombre de Jesús es con el ejemplo de la propia vida. Si los demás caen en la cuenta de la satisfacción que nos proporciona la fe el gozo de poseer a Cristo y el empuje que nos da para actuar rec– tamente en todo, se sentirán movidos a imitarnos. Pero al ejemplo también debe acompañar el anuncio cla– ro de la Palabra, la maráfestación externa de nuestra fe, la proclamación del mensaje de Jesús. Porque sólo el que oye puede llegar a conocer. Sería incomprensible un cristiano que, diciéndose verda– deramente creyente, diese a su fe una dimensión puramen– te individual. Es decir, un cristiano conforme con conocer él a Jesús, pero despreocupado por darle a conocer a los demás. Cristo vino a traer "fuego" a la tierra y no quiere otra cosa que verlo arder. Depende de cada uno de noso– tros, bautizados, hacernos con parte de ese fuego y prender con él a cuantos nos rodean. Es nuestra obligación cristia– na hacerlo. PREGUNTAS PARA EL DIALOGO - ¿Predico el evangelio con mi ejemplo y mi palabra, o más bien me siento cohibido cuando se abordan te– mas religiosos entre mis amigos y conocidos? - ¿Colaboro para que otros puedan conocer a Cristo allí donde no ha sido predicado? - ¿Cristo llena mi vida? ¿Por qué entonces no brindo su mensaje a los demás? - ¿Ponemos tanto empeño en predicar el Evangelio co– mo en dar a conocer nuestros negocios o empresas humanas? 59

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