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13. Dar buenos :frutos "Guardaos de los falsos profetas que se os presentan disfrazados de ovejas, pero que por dentro son lo– bos rapaces. Por sus frutos los cono– ceréis. iSe recogen acaso racimos de los espinos o higos de los cardos? Toda árbol bueno da frutos bue– nos y todo árbol malo da frutos ma– los" (Mt 7, 15 ss). Estos versículos de Mateo nos dicen, en primer lugar, que hay profetas falsos y perversos que hemos de conocer perfectamente para no caer en sus garras. En verdad, el mal nunca se presenta con toda su falsedad. Se suele vestir o disfrazar para ser más fácilmente aceptado. Cuando uno cae en el peligro es porque este se le ofreció tentador. Hay quien vive para satisfacer sus instintos y para llevar a cabo planes maquiavéli,eos con el único fin de favorecer sus caprichos. Para lograrlo se valen de todos los medios, hasta del engaño, la falsa propaganda, y la promesa de bie– nes incalculables. Tan sólo los que se vigilan y conocen el bien serán capaces de salir airosos de estas tentaciones coti– dianas. En nuestro mundo no son pocos los que ignoran la no– ción del bien y del mal. No saben distinguir ambas barreras porque se han dejado traspasar por la confusión reinante que opera a las órdenes del mal. Sembrar la confusión, jus– tificar ciertos actos e impulsar a la práctica de determina– dos vicios, es el empeño primordial de los llamados falsos profetas. El cristiano debe ser consciente de que ante su concien– cia se presentarán siempre el camino de la perdición (nunca 54
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