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mos igualmente dignos. No podemos pretender implacable– mente que todos piensen como nosotros o tengan las mis– mas creencias. Debemos aceptarlos, amándolos sin condi– ciones para que si son buenos, sean aún mejores, y si son malos se decidan a convertirse en hermanos de todos. Asímismo, debemos pensar con realismo si Dios sería partidario de las guerras, las violencias y las opresiones que existen en nuestro mundo, creadas como consecuencia del egoísmo, el com¡.,lejo de superioridad de unos pueblos con– tra otros, de naciones poderosas contra las indefensas, de homllres ricos contra hombres miserables sin culpa. Su ley de amor obliga a todos por igual. Y si el mundo no anda bien es porque le falta amor. Jean René Huguenín, joven cristiano muerto en accidente de circulación, escribió en su diario: "Los hombres de hoy mueren porque no aman". PREGUNTAS PARA EL DIALOGO - ¿Amo tan sólo a quienes me son simpáticos, a quienes son de mi familia o de mi misma clase social? - ¿Me compadezco simplemente de los que sufren o mi amo~ es sincero y trato de solidarizarme con ellos a través de hechos concretos? - ¿Me dejo llevar por el odio, el rencor, la envidia y los celos? - ¿Amo al extranjero, al negro, al blanco), al margi– nado?