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Ser sal y luz para los hombres y para el mundo en que vivimos es iluminar con la claridad-O.e nuestra vida, la oscu– ridad de la de quienes han caido en el error, la ceguera o la comodidad. Si Cristo vino a traer fuego a la tierra un cris– tiano no debe anhelar otra cosa que verlo arder para bien de todos. No podemos esconder la luz bajo el candelero, como nos lo' advierte Jesús, sino ponerla sobre él para que alumbre a todos los de la casa. Ojalá nos persuadamos de que el buen ejemplo arrastra y así demos frutos de buenas obras para que, viéndolas los otros, se sientan inclinados siempre a la práctica del bien. 44 PREGUNTAS PARA EL DIALOGO ¿Soy ejemplo para quienes me rodean o los arrastro, con mi poca fe, a la indiferencia? ¿Colaboro con los buenos para iluminar a los que vi– ven en el error, o permanezco impasible ante él? "9 - ¿Transmito la experiencia de mi fe a los otros, o ten– go miedo al qué dirán? - Mis obras dan claro testimonio de que Cristo preside mi vida y es lo más importante para mí?

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