BCCCAP00000000000000000000502
les concierne en sus campos específicos, se dejen iluminar por el espíritu del Evangelio. Pero no solamente debemos ser luz para quienes viven claramente en el error o la maldad, sino también para quie– nes, dentro de la Iglesia, son esclavos de la tibieza o el pe– cado. Ser sal para el mundo significa luchar por la integridad humana, es decir, defender siempre al hombre para que, consciente de su dignidad natural y sobrenatural, se rela– cione estrechamente con quien se la concedió y fraternal– mente con quienes la poseen como él. Es esta una tarea su– mamente difícil en un mundo como el nuestro que quiere convertir al ser humano en máquina u objeto. Ser sal y luz significa que, como cristianos, no podemos contentarnos con cumplir externamente con nuestras obli– gaciones religiosas, sino vivir estrechamente unidos a Cris– to, siendo capaces de transparentarlo a través de todos los actos de nuestra vida. Ser luz es tener presente que el mundo, sin Dios, está a oscuras y ha de ser iluminado para que nadie caiga en el abismo. Es ser conscientes de que la oscuridad se cierne so– bre la tierra disimuladamente. Los hombres se dejan tapar los ojos del alma por las malas inclinaciones, los malos ejemplos y el sometimiento a los caprichos. Ser sal de la tierra lleva consigo estar alerta para que el enemigo no se aproveche de los más inexpertos y estropee con sus sugerencias sus buenas inclinaciones. Es tener la fir– me convicción de que la Palabra y el Mensaje de Jesús son los únicos capaces de hacer al hombre más digno. Ser luz para el mundo es vigilarse para no caer en la ruti– na espiritual y mantenerse contínuamente en un proceso de superación personal. Es aceptar a Cristo como guía ex– celente de nuestras vidas y desear que lo sea también de la de los demás. 43
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz