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e.Bienaventurados "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán con– solados. Bienaventurados los man– sos, porque poseerán el Reino de Dios. Bienaventurados los que tie– nen hambre y sed de perfección " (Mt 5, 3-12). Mateo relaciona el "sermón de la montaña" con el A.T. Lo mismo que Moisés subió al Sinaí y promulgó la ley, así Jesús "sobre el monte" presenta la Nueva Ley, que es la del amor. Las bienaventuranzas son el termómetro para medir la madurez cristiana de los discípulos de Jesús. Son un pro– grama árduo y difícil de cumplir porque se oponen a las in– clinaciones más espontáneas de la naturaleza, pero ponen al descubierto entre los bautizados cuándo predomina en sus vidas el evangelio y cuándo sus instintos. - Bienaventurados los pobres de espíritu. Es dt,cir, los que saben que necesitan de Dios, conside– rándose ellos insignificantes. Pobre de espíritu es el que no es engreído y autosuficiente. Pobres de espíritu son los que permanecen abiertos a la verdad, admitiendo sin rubor sus limitaciones humanas y dispensando a las cosas materiales una importancia secundaria en su vida, como :nedios y nunca como fines. Ricos de espíritu serían, por e! contra– rio, los que creen valerse por sí mismos, los que depositan toda su fe en el dinero, en su inteligencia o en su autoridad. El que admite que necesita ayuda está en el camino de en– contrarla. En cambio, el que se siente saturado, suficiente, 37

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