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6. El Bautismo de Jesús "Por este tiempo vino Jesús de Ga– lilea al Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. Pero Juan se resistía y le decía: "Soy yo quien debe ser bautizado por tí y, ieres tú quien viene a mi? Por ahora haz– lo, le respondió Jesús, pues convie– ne que cumplamos de esta manera la voluntad de Dios. Entonces Juan condescendió" (Mt 3, 13-16). Jesús no necesitaba ser bautizado porque no tenía falta alguna y era ya Hijo de Dios. Sin embargo, se sometió al rito para cumplir la voluntad de Dios expresada a todo lo largo del A.T.: la realización de la justicia y la "admisión" del pecado humano. Dios aprueba este acto de Jesús mani– festándose y revelándose sobre El, realizando así la unción mesiánica de Jesús. Jesús quería mezclarse con los pecadores que buscaban el perdón, dándoles así a entender con toda claridad que el camino recto era "buscar la justicia y cambiar la propia vida". En el momento del bautismo Dios presenta a su Hijo al mundo como Salvador. Allí mismo, al Jordán, acudían multitudes a confesar sus pecados y a ser bautizados por Juan. El Señor para demostrar que acepta la penitencia y la conversión de ,las gentes les envía a su propio Hijo. El bautismo de Jesús tiene una gran importancia, ya que inicia su vida pública. Por eso lo relatan detalladamente tres evangelistas. El hecho de que el Señor se "pose" sobre Jesús en forma de paloma y hable diciendo que es su "Hijo amado" expre- 30
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