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2. Madre y Virgen "La concepción de Cristo fue de esta manera: su madre, María, estaba comprometida con José. No hab(an tenido relaciones y se encontró embarazada, por obra del Esplritu Santo" (Mt 1, 18). Según la narrac1on José y María habían decidido con– traer matrimonio. De hecho estaban ya "comprometidos" públicamente, lo que les daba derecho al uso de la vida conyugal. Pero María aún era Vírgen y la prueba es que Jo– sé quería abandonarla cuando cayó en la cuenta de que es– taba encinta sin que él la hubiese hecho suya. Es importante este hecho porque nos dice en primer tér– _mino, que José era un hombre justo que cumplía con la ley. La ley obligaba a denunciar a la esposa adúltera. Pero José estaba por encima de la letra de la ley. Su amor al pró– jimo, de respeto por María lo llevan a tomar la determina– ción de repudiarla en secreto. El simplemente no entiende cómo María ha podido llegar a esa situación. Sabía que era también justa. La lección fundamental de este relato, sin embargo, es que Cristo no nació de la unión física de hombre y mujer, sino que es fruto de la acción de Dios en María "Para Dios nada hay imposible" (Le 1, 37). Dios puede obrar al már– gen del común obrar y pensar humano, no para destruir al hombre, sino para perfeccionarlo y sublimarlo. Si no admi– timos esta "ingerencia" de Dios en las leyes humanas jamás comprenderemos la misión de Cristo ni los misterios del Reino implantado por El. La encarnación de Jesús nos aclara otros dos misterios importantes para la fe cristiana: 17

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