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35. Edificaré mi Xglesia. "Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra. Por eso, vayan y hagan que todos los pueblos sean mis disci'pulos. Bauti'cenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo, y enséñenles a cum– plir cuanto les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los d(as hasta que se termine el mundo" (Mt 28, 19). Jesús se aparece resucitado a sus discípulos, quienes per– manecieron durante su Pasión, excepto Juan, encerrados en una casa por temor a los judíos. No tenían la plena seguridad de que Cristo fuese el Hijo de Dios. Su muerte, humanamente lamentable, daba al traste con todas sus ima– ginaciones. Por eso Cristo se esmera en "confirmar su fe", demos– trándoles que ha resucitado y que su doctri:1a y su persona transcienden todo lo creado. Sólo así, mediante la Resu– rrección, logró convencerles de que el Reino de Dios estaba cerca y de que el Padre de los Cielos había hablado clara– mente por medio de su Hijo. Los discípulos llegan a creer, a partir de la Resurrección, en Cristo como enviado de Dios para todos los hombres, y se convencen de que no era tan sólo el Mesías de Israel. Cristo, en su momento glorioso, se reviste de todo su po– der universal y ordena a sus discípulos que prediquen la fe en todo el mundo, a "todas las naciones". La entrada en la nueva comunidad cristiana, en la Iglesia, se haría a través del bautismo.La misión de los apóstoles será, sobre todo, 125

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