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Cristo padeció, fue despreciado y humillado. Su muerte ignominiosa hubiese sido un fracaso si realmente no hubie– se triunfado sobre sus enemigos al resucitar. Por eso la muerte, el dolor y la enfermedad, para el cristiano son el camino hacia el éxito de la resurrección. Vanos serían nuestra fe, nuestros esfuerzos y sacrificios si Cristo no hu– biese resucitado. Pero saber que El venció el dolor y la muerte, es el secreto que nos impulsa a seguir luchando en la vida. Cristo mismo decía en el sermón de la montaña (las bie– naventuranzas), que seríamos felices si la gente nos despre– ciase y perseguirse por defender la verdad, y que, por el contrario, ya habríamos recibido nuestra recompensa si to– dos nos adulasen y aplaudiesen por someternos a sus crite– rios y no a los de Dios. También a los falsos profetas (hala– gadores) los recibieron con palmas. A los verdaderos los martirizaron. Cristo murió porque fue testigo de la Verdad y porque jamás claudicó ante las insidias y los intereses de los jefes judíos. Por eso lo mataron. Del mismo modo el cristiano verdadero será perseguido. Su honestidad molestará y dará en rostro a los corrompidos. Su defensa de ia verdad hará rabiar a los hipócritas y mentirosos. Su creencia en el más allá, sacará de quicio a quienes se empeñan en creer que na– da tiene sentido salvo lo que acontece aquí y ahora. Cristo pudo escoger otro camino para redimir al género humano. Podía haberse servido del poder, que quisieron poner en sus manos, o de la autoridad que ejercía sobre las masas, e incluso de su capacidad para realizar, por virtud de arriba, prodigios y milagros. Pero rechazó esos medios porque generalmente, lejos de poner al hombre en actitud de servicio, lo envanecen hasta el punto de convertirlo en ídolo. En cambio, los medios que conllevan dolor, sufri– miento y entreg<1 a los demás, son los más aborrecidos por el mundo y, por lo tanto, los más propicios para demostrar que se procede con honradez. El cristiano no debe extrañarse de que muchos no com– prendan su forma de pensar o su actitud frente a la vida. 123

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