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La vida cristiana se inicia con el bautismo, pero ha de ir acrecentándose con el paso de los años, madurando progre– sivamente. No lo logrará si no cultivamos la fe, la esperanza y el amor. No todo el que dice "señor, señor", entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumple realmente con la voluntad de Dios, expresada a través de los diversos acon– tecimientos de la vida. El Señor reconoce no a quienes le invocan con los labios, sino a quienes le reconocen y acep– tan en su vida. No basta afirmar nuestra fe en el Señor y creer que eso nos salvará. La fe es imprescindible, pero de nada sirve si no va acompañada de frutos. El mismo Jesús nos dijo que los cristianos se conocerán por sus frutos. La llegada del Señor nadie lo sabe. Son estúpidas, por lo tanto, las afirmaciones que a veces circulan en revistas, asociaciones etc., sobre el fin del mundo. El Señor nos ha dicho que velemos y estemos preparados porque vendrá como un ladrón en la noche. Es decir, que lo que realmen– te debe preocuparnos no es el día y la hora de su venida, sino llevar una vida digna de nuestra investidura bautis– mal. De ese modo nada hemos de temer. PREGUNTAS PARA EL DIALOGO ¿Temo el fin del mundo? - ¿Estoy preparado para dar cuenta al Señor de mi vi– da? - ¿Creo en Dios tan sólo de palabra o le admito en mi vida y soy consecuente con mi fe? - ¿Invito a los demás a velar y a orar? 114

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