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29. Batalla y triu.nf 'o "Y un inmenso gentío iba tendien– do sus mantos por el camino, mien– tras otros, cortando ramas de olivo, alfombraban el paso. La muche– dámbre, tanto la que iba delante como la que segufa detrás, iba dan– do voces: iHosanna al Hijo de David"!, (Mt, 21, 8). El relato del "domingo de Ramos" que nos ofrece Ma– teo reviste características especiales: - nos habla de una "asna y un pollino", citando así al profeta que predijo este momento mesiánico de Cris– to; - las palabras con que el pueblo aclama a Cristo recuer– dan los himnos cantados en la fiesta de los Taberná– culos; -- la actitud de Jerusalén es parecida a la del anuncio de los magos. Jesús sube a Jerusalén con otras personas para celebrar la Pascua. Los galileos que lo ven acudir a la ciudad piensan que va a declararse mesías. Los milagros que realiza pare– cen indicarlo así. Los judíos, a su vez, recibieron calurosamente a Cristo porque veían en El al libertador de Israel, pueblo sometido al imperio romano. Cristo era para quienes le aplaudían y aclamaban como rey, el líder que hacía tiempo esperaban. Pero no todos estaban convencidos de que El fuese real– mente el Hijo de Dios. Tan sólo unos pocos aceptaban es– te hecho.