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- la quien se deja sofocar por lo que posee y se inca- pacita para la práctica de otros valores importantes; - la del que pone toda su confianza en los medios que tiene, dándole a lo económico el sentido de fin y no de medio; - la de quien, apegado a ella en exceso, pierde los valo– res propios de una vida santa: apertura, búsqueda de la verdad, coparticipación, solidaridad, disciplina, amor a Dios y al prójimo. La pobreza alabada no es: - la de los que son pobres por comodidad y falta de es– tímulos; - la de quienes malgastan lo que perciben por su traba– jo; - la de los que rehuyen el trabajo como una carga pesa– da. Jesús aplaude la pobreza de: - quienes se hacen pobres voluntariamente para dar ma– yor importancia en su vida a otros valores y activida– des; - los que aceptan la pobreza como una forma de pro– testa, en nombre de los pobres, contra quienes los aplastan y explotan; - aquellos que la abrazan para mejor dedicarse al servi– cio del Reino de Dios. Ni la pobreza ni la riqueza son buenas o malas en sí. De– pende del uso que se haga de ellas. Dios ha creado el uni– verso para que proporcione al hombre lo necesario para sa– tisfacer sus necesidades. Al ser humano le ha concedido una inteligencia y una fuerza de trabajo capaces de trans– formar la tierra. El progreso es querido por Dios y tambifo el bienestar, siempre que sirva de estímulo al hombre y no lo aparten de sus verdaderos fines. 103

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