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dia: «Degüéllese a todos los niños inferiores a dos años, en Bel:én y sus cercanias». --- Será el señor servido. Nadie os destronará. La orden del viejo Herodes se cumple inmediatamen– te. Un piquete de soldados parte al instante para Belén, a fin de poner en práctica el sanguinario proyecto del ti– rano rey. Alaridos conmovedores resuenan por las calles de Be– lén. Madres desoladas lloran a sus hijos evocando los ge– midos de Raquel. Niños inocentes perecen al filo de la es– pada. Pero la orden del crapuloso monarca hace derramar inútilmente la sangre de aquellos inocentes. El nacido Rey escapa de sus iras. Terminada la visita de los Magos, después de em– prender ellos su viaje de regreso, un ángel del Señor se aparece en sueños a José y le da esta orden: - Levántate, toma el niño y a su madre y huye a Egipto, y estáte allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al Niño para quitarle la vida. La orden del Señor se cumple al momento. Aquella misma noche, protegidos por su obscuridad, salen José y María con el Niño, camino de Egipto. Cuando los solda– dos de Herodes se presentan en Belén para el degüello de los niños inocentes, ya la Sagrada Familia ha traspuesto la frontera egipcia. Vestida de blanco camina la Virgen, sentada en un jumentillo y el Niño va tranquilamente reposando en sus brazos. José marcha a pie al lado de ellos con el bordón en la mano. De cuando en cuando mira al Niño y a su Madre. Con frecuencia sus ojos otean la lejanía brumo– sa buscando el camino. Pasan Hebrón, llegan a Bersabée, atraviesan la Judea y la Idumea, cruzan el llamado «arro– yo de Egipto». Han ganado la frontera. Atrás queda Pa– lestina con sus p,reocupaciones y tragedias. No hay ya peli– gro alguno de que los alcancen los soldados de' Herodes. 31
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