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HUIDA Y RETORNO Fatigado de placeres, se encuentra el viejo Herodes en su palacio de la Torre Antonia. Su rostro está encendido. La ira rel2.mpaguea en sus ojos. Un jefe de la milicia pre– toriana se presenta ante él para darle una mala noticia. Los Magos no han cumplido su encargo. Es cierto que han visitado al nacido rey; pero han regresado a su país sin que nadie notara su paso. Se les ha buscado en vano. No han dejado rastro alguno. -- No hay duda afirma el jefe --: han vadeado el Jordán y se han alejado hacia el Oriente. Hubiera sido me– jor enviar con ellos una guarda de soldados para acom– pañarlos en el camino., y así no se habrían escapado sin darnos a conocer el paradero del supuesto niño que ha na– cido para ser Rey de los judíos. - Cierto - respondió Herodes decepcionado y rece– loso -. No pensé que me harían traición. i Había tanta sinceridad en sus palabras! Pero ese niño no ha de ser Rey de los judíos. Aunque soy viejo, todavía me encuentro con fuerzas y puedo vivir varios años. No quiero que na– die me arrebate el mando de la Judea. Tengo mi plan y creo que no me ha de fallar. - ¿Cuál es, Señor? -- Vete luego y da esta orden a los soldados de guar- 30