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Jesús terminó su discurso. La negra noche envolvía ya la tierra con su oscura clámide. Los árboles semeja– ban fantasmas. Hacia Betania caminaban Maestro y dis– cípulos silenciosos, ensimismados. De nuevo se oyó la voz de Jesús que en la soledad del campo y en el silencio nocturno anunciaba su tragedia ya cercana: ' Sabéis --- les dice - que dentro de dos días es la Pascua y el Hijo del hombre será entregado para que lo crucifiquen. Era verdad. En Jerusalén se estaba tramando su muerte y la manera de echarle mano. Judas se había que– dado en la ciudad; se presentó a los príncipes de los sa– cerdotes y los ancianos del pueblo que estaban reunídos y les dijo: - ¿Qué me dais y os lo entrego? Le ofrecieron treinta monedas de plata. Judas lB.s aceptó. El crimen que pasados dos días había de perpe– trarse, estaba ya tramado. El diablo entró en el alma de Judas. Jesús con los suyos llegó a Betania. Era cerrada noche. 208

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