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acción de María inspirada por el amor y ternura al Maes– tro. Se repetía la pregunta: - ¿para qué este derroehe inútil? Pero Jesús se encarga de defenderla, como la había defendido en otra ocasión ante las quejas de su inquieta hermana, diciendo: - Dejad en paz a esa mujer; que buena obra ha hecho conmigo. Los 1)-0bres los tendréis siempre con vosotros; pero no a mí. No ha hecho sino ungir mi cuerpo para la sepultura. Dondequiera que se anunciare este Evangelio se hará mención de este bello rasgo. Las palabras del Maestro no sólo son una defensa de Maria, sino el anuncio de la tragedia que le amenaza. Ya está ungido para la sepultura. La muerte le acecha. Hay entre los íntimos quien le rechaza y abriga contra El siniestros pensamientos. Maria le unge. Judas murmura. María es la ternura hecha pe,rfume. Judas, negra nube de egoísmo. Terminó el banquete. En Betania reina gran agita– ción. Una gran multitud de judíos rodea la casa. Quieren ver a Jesús y a Lázaro salido de la región de los muertos. Los sacerdotes no pueden contener la rabia y la envidia. No sólo quieren dar mue_rte a Jesús, sino también a Lá– zaro, porque •él es un testimonio viviente de la bondad y el poder del Nazareno. No obstante muchos los dejaban a ellos y creían en Jesús.· La noche tendía sus negras sombras. Betania se arro– dillaba en el silencio nocturno. En el cielo brillaban las estrellas. Alguna luz perdida p3¡rpadeaba sobre el caserío de Jerusalén. En el alma de Judas brillaba el siniestro fulgor de un criminal pensamiento. 199

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