BCCCAP00000000000000000000501
Según van caminando, en el ,rostro de Jesús se nota algo extraño. Más que preocupación es ansiedad, prisa, divino impulso para realizar algo grande, inesperado. El va delante, solo, pensativo, absorto en profundas medi– taciones. Parece que un deseo incontenible le aligera el paso. De pronto se para, dirige a sus apóstoles su mirada y los espera. Tiene que comunicarles un secreto que toda la vida ha venido albergando en el fondo de su alma. Ya otras veces lo había comunicado a sus íntimos; pero ellos no quisieron entenderlo. Era el anuncio de lo que en breve iba a cumplirse en su persona. Como si les contara un hecho ya sucedido les dice: - He aquí que subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas que están escritas acerca del Hijo del hombre, porque será entregado a los príncipes de los sa– cerdotes, y a los escribas, y a los ancianos, y lo condena– rán a muerte; lo entregarán a los gentiles, y le escarne– cerán y le escupirán y le azotarán, y después de azotarle, le quitarán la vida; pero al tercer día resucitará. Calló Jesús. Su silencio fue como un soplo glacial que penetró en el alma de los discípulos y los dejaba descon– certados. Prosiguieron la marcha. Sentían fatiga por el tor– tuoso camino. En el cielo una negra nube cubrió el sol como un triste presagio.. Por el campo verde se oía el canto monótono de los grillos. A lo lejos brillaban a con– tra luz las torres de Jerusalén. La silueta de Jesús acompañado de sus apóstoles se recortaba sobre el verdor de las besanas. El viento so– plaba agitando los vestidos y las ramas de los árboles. Se respiraba aire de tragedia. 195
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz