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ES MAS FACIL QUE EL CAMELLO... Caminaba Jesús hacia Jerusalén. Era el último viaje que realizaba a la Ciudad Santa. Se acercaba la hora t,rá– gica de las tinieblas. Había permanecido algún tiempo re– tirado en Efrém cerca del desierto y allí prosiguió arro– j ando en las almas la divina siembra de sus palabras de vida y esparciendo por doquier el perfume de su bondad; pero la Pascua estaba próxima y quería celebrarla con sus discípulos en Jerusalén. En esto un joven elegantemente vestido viene co– rriendo hacia El. La bondad de Jesús le atraía y quería, hacerle una consulta sobre algo importante, trascenden– tal. Al llegar a Jesús se postra a sus pies y le dice: - Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? - ¿por qué me llamas bueno? - replica Jesús - Nadie es bueno, sino sólo Dios. En la mente judía no podía llamarse bueno sino a Dios y a su Ley. Jesús, según el joven, merecía el apela– tivo de bueno, luego debía de ser Dios. Pero Jesús vol– viendo a la pregunta del joven, le dice: - Si quieres entrar en la vida, guarda los mamfa.– .mientos. 192

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