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Tampoe-0 yo t<" condenaré. Vete en paz y no peques más en adelante. El día avanzaba pleno de luz y armonía. Resonaban las arpas, los címbalos y las trompetas del Templo con los cánticos del pueblo. Jesús, aludiendo a la ceremonia del agua que un sacerdote recogía en un cáliz de oro en la fuente de Siloé para rociar con ella el altar, puesto en pie, prorrumpió en alta voz, diciendo: - Si alguno tiene secl, que venga a mí y beba. Estas palabras de Jesús resonaban en los muros del Templo para hacer eco en toda la humanidad en todos los siglos. 176
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