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áspides. Gritos despectivos e insultantes arrojaron de sus bocas. •-· iSi es un pobre carpintero! -· decían unos. ..... iTiene trastornada las cabeza! - añadían otros. ·--- lQuién le ha hecho maestro para que venga a en- señarnos? En el colmo de la excitación y el hervor de las pasio– nes asieron a Jesús, le echaron de la sinagoga con violen– cia y fueron arrastrándole a empellones hasta conducir– lo fuera de la ciudad. Llegaron al alto de un monte, y de allí abajo querían despeñarle y acabar después con El a pedradas. Pero aún no había llegado la hora del poder de las tinieblas. Jesús, sereno, tranquilo, con dulce majestad, pasando por medio de ellos, se fue sin que nadie se atreviera a to– carle. Bajó a Nazaret y luego salió de allí para no vol– ver jamás, perdiéndose entre los sembrados y viñedos de la llanura de Esdrelón. 147