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--- ¿Quién es éste que manda a los vientos y al mar, y los vientos y el mar le obedecen? Tepmnó la travesía. Llegaron al otro lado del lago que era tierra de los gerasenos. Jesús bajó a tierra y pro– siguió haciendo el bien. Allí curó a un endemoniado po– seído por una legión de demonios que al verle gritaban llamándole Hijo de Dios. Los espíritus inmundos salieron de aquel hombre y se apode.raron de una piara de cerdos, los cuales se precipitaron todos en el lago. Los habitantes de aquella región se inquietaron en la presencia de Jesús y le rogaron que se retirara de allí. Jesús accedió a los deseos de aquella gente ignorante y dio orden de ;regre– sar a Cafarnaúm. Estaba para subir a la barca, cuando llegó el ende– moniado curado y le rogó que le permitiera seguirle. Pero Jesús le contestó: -- No; vuélvete a los tuyos y anúnciales cuanto el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido contigo mise– ricordia. Jesús con los suyos, en la plácida mañana, regresó a Cafarnaúm, donde el pueblo le esperaba. Al otro lado del lago quedaba su recuerdo. Se comentaban las mara– villas por El obradas. Con dulce melancolía veían aquellas gentes cómo la barca con Jesús y sus discípulos avanzaba suavemente hasta perderse de vista en la superficie del lago, como se pierde la dicha anhelada; pero que cuando llega se recha– za sin conocerse. 137