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AUTORRETRATO DE CRISTO 75 Padre le había comunicado sobre todas las criaturas, y así les dijo: Todas las cosas lta puesto el Padre en mis manos. Esta idea había de repetirla poco antes de su As– censión a los cielos. Apareciéndose a los discípulos en un monte de Galilea, les dijo: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra» (Mt. 28, 18). Los discípulos por entonces no captaron todo el sen– tido de las palabras del Maestro. Dada su excelsitud no es extraño que fuera incomprendido. ¿ Quién puede com– prender cuanto es Jesús? Por eso añadió a lo dicho: «Na– die conoce al Hijo, sino el Padre; como nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera darlo a conocer». Reflexiones Jesús se descubre a sus discípulos. La humildad y sen– cillez de que se hallan adornados los hace dignos de sus revelaciones. Revelaciones que oculta a los sabios de este mundo. Y la revelación que Jesús hace a sus discípulos en esta escena evangélica, es ésta: Todas las cosas ha puesto el Padre en mis manos. Esto quiere decir que todo lo tiene sometido a su imperio: el cielo y la tierra, los ángeles y los hombres, todo, todo se halla bajo su do– minio. Ahora pueden comprender sus discípulos por qué los demonios se les sometían ante la invocación del nom– bre de Jesús. Esta revelación que hizo Jesús a sus discípulos al re– gresar ellos de sus correrías apostólicas, era muy a pro– pósito para reavivar la fe y la confianza en el Maestro querido. Si todo está en sus manos, pueden estar seguros de que en su compañía todo les irá bien. Todas las cosas están en manos de Jesús. Tiene todo poder en el cielo y en la tierra. Este poder lo ha recibido en cuanto hombre, porque en cuanto Dios es igual al Pa– dre. Hay en Él la misma omnipotencia y nadie puede resistir a su voluntad. Jesús ha recibido en cuanto hombre la potestad, el do– minio y el imperio sobre todas las cosas, porque se hu– milló profundamente, pasó por la vida como si fuera un
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