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AUTORRETRATO DB CRISTO óS imitar. Por eso, como lección práctica de lo que había hecho con sus discípulos, les añade: «Si pues Yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, también vos– otros debéis lavar los pies unos a otros, porque os he dado ejemplo para que vosotros obréis como Yo he obrado con vosotros» (Jn. 13, 14). El lavar los pies no es más que un caso práctico y concreto del servicio mutuo que deben prestar los dis– cípulos unos a otros. Pero esta servicialidad debe exten– derse a todas las cosas en la vida. El ejemplo de Cristo han de tenerlo muy presente. Humildad y caridad es lo que nos enseña nuestro Maestro y Señor a practicar en el trato con nuestros her– manos. Cuando sea necesario hemos de prestarles nuestro apoyo, nuestra ayuda, nuestro servicio, sin ningún en– greimiento, sino con toda sencillez, con toda naturalidad, humildemente, alargando el don y escondiendo la mano que lo da, caritativamente, con afecto interior de herma– no que no desea sino hacer el bien. Esta humildad y esta caridad en el trato con nuestros hermanos será como un perfume delicado que les con– forte el corazón y les haga agradable la vida. JESUS ES REY Texto evangélico Repuso Pilatos: Luego, ¿Tú eres Rey? Respondióle Je– sús: Tú lo dices. Yo soy Rey (Jn. 18, 37). Ambientación del texto Había sido Jesús conducido al pretorio de Pilatos. Afuera la turba enloquecida vociferaba con puños amena– zantes. Pilatos se enfrenta con aquel hombre que tenía revolucionado al pueblo. Desde luego Pilatos no daba mu– cho crédito a estas acusaciones presentadas contra Él: que soliviantaba al pueblo, diciendo que no se debía pa– gar tributo al César y que se proclamaba el Mesías-Rey. AUTORRETRATO DE CRISTO 6

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