BCCCAP00000000000000000000500

AUTORRETRATO DE CRISTO 51 es Ezequiel, que pone en boca del Señor estas palabras: «Suscitaré para ellas un pastor único, que las apacenta– rá. Mi siervo David, él las apacentará, él será su pastor» (Ezq. 34, 23). En Jesús se cumplen todas las Escrituras. Él es el Mesías, y por tanto el buen Pastor. Jesús demuestra ser el Pastor esperado por el pueblo de Israel, con obras y coh palabras. No es extraño que haga esta afirmación: Y o soy el buen Pastor. Y ¡ qué bien cuadra a Jesús esta alegoría! Es una bellí– sima imagen de lo que Él es para todos los hombres. Es de lo más expresivo de su autorretrato. Jesús es el buen Pastor. Lejos de parecerse a los pastores de Israel, no busca en su oficio su lucro, su comodidad, ni la alabanza humana, sino el bien, la felicidad de sus ovejas. Jesús es todo bondad para con ellas. El falso pastor roba, o mata, o pierde las ovejas. Jesús, al contrario, las busca, se jn– quieta por ellas, las ama hasta dar la vida para que ellas «tengan vida y la tengan abundante». Jesús, como buen Pastor, conoce perfectamente a sus ovejas. Las conoce no tan sólo externamente, es decir, por su color, por su figura, por sus andares y por sus balidos, sino que las conoce en su inte1ior. Se da cuenta de sus luchas, de sus penas, de cuanto experimentan en su alma y en su corazón. De igual modo sus ovejas, las fieles, le conocen a ÉL Están plenamente convencidas de su bondad para con ellas y viven con Él en íntima unión. Este mutuo conocimiento del buen Pastor y sus ove– jas no es simplemente intelectual, teórico, sino también afectivo, experimental. Conocimiento amoroso que al de– cir de Jesús es semejante al que existe entre el Padre y el Hijo. «Como el Padre me conoce a Mí y yo conozco al Padre». El conocimiento que Jesús tiene de sus ovejas engen– dra el amor. Jesús ama a sus ovejas, a todas las almas, porque -ve en ellas la imagen de Dios, y son precio de su sangre. Las ama con amor singular. Cada una de ellas es objeto de sus ternuras,- de sus solicitudes.