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30 C.4NDIDO DE VIÑAYO, O. F. M., CAP. comienzo su estado glorioso. Se alzará triunfante del se– pulcro y subirá al cielo, donde se halla ahora compar– tiendo con el Padre el poder y la gloria. En la tierra deja establecido su reino mesiánico, que se alzará pujante de vida sobre las ruinas del judaísmo, y en todos los siglos mostrará a los hombres la divinidad de su divino Fun– dador. Por fin, llegará un día la consumación del reino de Dios. Este mundo será abrasado por el fuego enviado por la divina justicia. Sobre las ruinas de todos los im– perios, el reino de Cristo se hará patente a todos los hombres. Entonces tendrán cumplimiento exacto las pa– labras que Jesús dijo al sumo pontífice: Un día veréis al Hijo del hombre, sentado a la diestra de Dios Todopode– roso, venir sobre las nubes del cielo. Ningún hombre que va a ser condenado a muerte, es– tando en su sano juicio, puede hacer las afirmaciones que hizo Jesús al sumo pontífice Caifás. Y Jesús habla así, porque realmente es el Mesías, el Hijo de Dios. Todo lo que :é.I dijo tiene que cumplirse. MISION DE JESUS Texto evangélico He bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad de Aquel que me envió (Jn. 6, 38). Ambientación del texto Se hallaba Jesús en Cafarnaúm. El día anterior había realizado un milagro estupendo: la multiplicación de los panes y los peces en el desierto para alimentar a 5.000 hombres. Esto fue motivo para que hubiera un gran re– vuelo popular. Aquellos hombres, entusiasmados, quisie– ron hacerle rey; pero Jesús huyó de la multitud y se re– tiró a un monte a orar. Regresó a Cafarnaúm de una manera misteriosa, y

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