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2ó CÁNDIDO DE VIÑAYO, O. F. M., CAP. La misma unión que hay entre los esposos por mucho que se amen, por más que formen entre ellos una sola carne ,no logrará fundirlos uno en el otro. Se podrá de– cir de ellos que la unión de almas y corazones es íntima y estrecha; mas cada uno conserva su individualidad dis– tinta del otro. Las mismas almas que aman a Dios se unen a :Él tan íntimamente que en cierto modo viene a ser una cosa con :el, según lo manifiesta San Pablo en esta frase que escribe a los corintios: «El que se allega al Señor, se hace uh espíritu con :Él» (I Cor. 6, 17). Mas esta unión de las almas con Dios, por perfecta que sea, no es más que de espíritu, de voluntad, de amor. Es una simple participación del ser de Dios, que se realiza por medio de la gracia santificante. El alma, por santa que sea, se halla a una distancia inmensa de Dios. La criatura será siempre infinitamente distinta del Criador. La unión de Jesús con el Padre, de la cual hablaba a los judíos, es mucho más sublime. Cuando :el dice: Yo y el Padre somos una sola cosa, si bien manifiesta que hay dos personas, a saber: el Padre y el Hijo, declara que hay entre ellas una comunidad en gran manera más perfecta, profurnla y misteriosa. Tienen los dos un solo ser, una misma naturaleza, una sola divinidad. Jesús, Hijo eterno de Dios, es consubstancial con el Padre. La iden– tificación entre ellos es completa. Existe entre ellos un mismo conocimiento, una misma voluntad, un mismo amor, una misma esencia, una misma divinidad. Poseen los dos las mismas perfecciones. Jesús, como el Padre, es infinito, inmenso, omnipotente, eterno. En esta confesión hecha por Jesucristo radica todo cuanto decimos en el Credo de la misa, a saber: «Nacido del Padre antes de los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero. Engendrado, no he– cho, consubstancial con el Padre; por quien todas las co– sas fueron hechas». Las palabras de Jesús son clarísimas. Con ellas abierta– mente confiesa que es Dios. El lenguaje de Jesús fue per– fectamente entendido por los judíos, y por ello quisieron

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