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VEN, SEÑOR JESUS Ven, Señor Jesucristo. Vuelve de nuevo al mundo. En este triste caos tu retorno es urgente. Los hombres, olvidando tus lecciones de amor, se debaten y mueren en luchas fraticidas. Porque se ha despreciado la luz de tu Evangelio, las tinieblas se extienden cual bandada de buitres. Sin el calor que brota de tu llagado pecho, cual espada de hielo, el frío nos penetra. Como tu paz se ha ido por los hombres echada, sentimos correr ríos de lágrimas y sangre. Sin tu íntima vivencia se presiente acercarse, cual monstruo del Averno, destructora hecatombe. Ven, Señor Jesucristo. Vuelve a infundir la vida a los que son tan sólo ambulantes cadáveres. Que tu venida sea cual salvífica aurora que preceda al gran día de tu victoria eterna. Ven con tu luz, tu amor y tu paz a instaurar tu glorioso reinado que nos traiga la dicha. Tu divina presencia será el frontal centro que obrará en todo ser transformación profunda. El tenebroso abismo que nos circunda ahora se convertirá contigo en vergel de delicias. Y el cántico de nuestra liberación y triunfo ante Ti entonaremos todos tus elegidos.