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166 CÍ'.':Dl!J() DE n:,\Vl, O, r. ~L, u;,, reino todos los admitidos en él participarán del triunfo y de la gloria de Jesucristo. Son dignas de meditarse las palabras de Jesús con las que anuncia su segunda venida al mundo: Verán al Hijo del hombre Fenir sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad. Esta pincelada del autorretrato de Jesús no es sino la reafirmación de lo que Daniel, con colorido oriental, había predicho sobre el establecimiento defini– tivo del reino del Mesías. En su visión profética había visto al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo acer– carse al Anciano ele muchos días. Y añade el profeta: «Le fue dado el señorío, la gloria y el imperio, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron, y su dominio es eterno, que no acabará nunca, y su imperio, imperio que nunca desaparec:,;rú» (Dan. 7, 13-14). Este reino eterno de Jesucristo es lo que dehiéramos tener siempre presente, a fin de animarnos a tomar parte en él. Vivir y reinar en el reino glorioso de Cristo debiera ser nuestra aspiración constante. De este modo, en vez de temer excesivamente su juicio, desearíamos su retorno al mundo, corno lo hacían los primitivos cristianos, los cuales con frecuencia elevaban al cielo esta plegaria: «Ven, Seiíor Jesús». Esta es la frase que escribe San Juan al final de su Apocalipsis, en la que se concentran los sus– piros y las ansias de todos los corazones cristianos que anhelaban estar eternamente con Cristo. Si nosotros amáramos de verdad a Cristo, también desearíamos verlo y gozar de su presencia. Nos sería igualmente familiar esta jaculatoria de los primitivos cristianos: « Ven, Seaor Jesús». Lo que Jesús ,.1os pide es que estemos preparados para esta su segunda venida al mundo. El no ha querido reve– lar el tiempo de su retorno; mas nos exhorta a la vigi– lancia con impresionantes parábolas. Hay que estar alerta como las vírgenes que esperan al esposo, como los sier– vos que aguardan a su señor. El Hijo del hombre vendrá como un relámpago que de pronto rasga las tinieblas de la noche, como el ladrón que llega a robar cuando menos

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