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15-1 C,\l'iDIDO DE VIÑAYO, O. F. I\I., CAP. todo un idilio de los amores de Dios y la Iglesia eterna. No es extraño que Dios hecho hombre, Jesucristo, se presente como esposo del nuevo pueblo de Dios, que es la Iglesia. El mismo Bautista, iluminado por el divino Espíritu, predicando a orillas del Jordán, consciente de su misión de Precursor del Mesías, afirma que el Cristo que ya llega es el esposo. Él tan sólo es el amigo del es– poso que se alegra con oir su voz (Jn. 3, 29). Jesús, como esposo de la Iglesia, posee las más subli– mes cualidades de las que debe estar adornado todo buen esposo, a saber: amor y sacrificio. Estas dos cualidades de Jesús como esposo las recuerda San Pablo escribiendo a los Efesios. Hablando de la dignidad y la alteza del matrimonio cristiano, dice que es un gran Sacramento, porque simboliza la unión de Cristo con su Iglesia; y luego escribe: «Cristo amó a la Iglesia y se entregó a ella para santificarla, mediante el lavado de agua con la pala– bra de vida, a fin de presentarla así gloriosa, sin man– cha o arruga o cosa semejante, sino santa e intachable» (Ef. 5, 25-27). Las bodas de Cristo con su Iglesia, iniciadas con su venida al mundo, llegarán a su perfección cuando el nú– m.ero de los elegidos esté completo. Entonces, consumado ya el reino de Dios, la alegría será desbordante y eterna. En aquel banquete nupcial resonarán los cantos triun– fales que atisbó San Juan en su visión apocalíptica: «Aleluya, porque ha restablecido su reino el Seü.or, Dios Todopoderoso; alegrémonos y regocijémonos; démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su Esposa está dispuesta y fuele dado vestirse de lino bri– llante y puro, pues el lino son las obras justas de los santos» (Ap. 19, 6-8). Lo que se dice de la Iglesia se puede decir de cada alma en particular, cuando se entrega a Cristo por el amor. La unión de Cristo con las almas es, en realidad, un místico desposorio. San Pablo, encendido en el amor de Cristo y de sus hermanos los fieles cristianos, respi– rando ardoroso celo, escribe a los Corintios y les dice que los ha desposado con Cristo y, por tanto, no desea

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