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8 CANDIDO DE \'!'.\AYO, O. F. M., CAP. encerraba estos dos conceptos, pero velados; envueltos en misteriosa semioscuridad. Resultaba, por tanto, muy a propósito para servir de cauce a una revelación discreta y reservada sin temor a violentas reacciones. Y que tal era, en realidad, la intención de Jesús. El mismo lo dio a entender cuando en su respuesta a Caifás, haciendo re– ferencia al Profeta Daniel, dijo: « Veréis al Hijo del hom– bre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nu– bes del cielo» (Mt. 26, 64). Así, pues, el título de Hijo del hombre, mientras que por una parte expresaba la natu– raleza humana de Jesús, y bajo este aspecto cabe decir que era como expresión de modestia, encerraba, por otro lado, su carácter mesiánico y la índole sobrehumana de su ser» (Padre Andrés Fernández, Vida de Jesucristo, 2.ª edición, págs. 193-194, BAC). En este libro se ponen primero los 50 textos en con– junto para que el lector pueda saborearlos en una rá– pida mirada. Después, en cada capítulo se cita primero el texto evangélico ; luego se indican las circunstancias en que Jesús pronunció sus palabras, lo que llamamos ambientación del texto, y, por último, siguen unas bre– ves reflexiones que contienen un comentario dogmático y doctrinal. Lector amable, vete leyendo y meditando despacio este Autorretrato ele Cristo y aprenderás lo que es Él en Sí y lo que es para todos los hombres. Con esto tu conoci– miento de Cristo será tan íntimo y práctico, que te deja– rá enamorado de su divina Persona.

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