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AUTORRETRATO DE CRISTO 7 Como verán nuestros lectores, en algunos de estos textos Jesús habla directamente de Él, como cuando dice: «Yo soy la luz del mundo... Yo soy el camino, la verdad y la vida». Este Yo de Jesús no es como eJ yo ordinario de los hombres. Es un Yo mayestático, un Yo de una persona divina. Viene a ser como el Y o del Señor que ha– bla en el Antiguo Testamento, diciendo: « Yo soy el Señor tu Dios» (Exodo 20, 1). « Yo lleno el cielo y la tierra» (Jer. 23, 24). Otras Yeces Jesús habla de Sí de una manera indirec– ta. Es decir, nos da a conocer sus ideales, sus aficiones, sus preferencias, como cuando exclama: «Dejad a los ni– ños que se acerquen a Mí». Con frecuencia Jesús, al hablar de Sí, se da el nom– bre de Hijo del hombre. Esta frase en el lenguaje bíblico quiere decir sencillamente hombre. Aunque en Daniel (7, 13) es una expresión que indica un ser sobrenatural, muy superior a los hombres. Hijo del hombre era un tí– tulo mesiánico, aunque no penetró completamente en el ambiente judío. No se hizo popular. Teniendo esto presente, se entiende fácilmente por qué Jesús se sirvió de este título con preferencia a otros. «Por de pronto, en boca del divino Maestro, no significa simplemente hombre; ni es sustitutivo de la primera per– sona yo; ni tampoco está inspirado sólo y exclusivamente por un sentimiento de humildad. Encierra un sentido mu– cho más alto, íntimamente relacionado con la dignidad de Jesús y con la economía mesiánica. Los misterios ca– pitales que de Sí mismo quería Jesucristo revelar a los hombres eran su carácter de Mesías y de Hijo de Dios. Pero esta doble revelación iba a tropezar con gravísimas dificultades. El nombre de Mesías evocaba eh el ambiente judío la idea de un héroe nacional, que rompería el yugo de la dominación romana y devolvería al pueblo su anti– gua libertad. Proclamarse Mesías era inflamar el senti– miento patriótico, enarbolar el estandarte de la indepen– dencia. Por otra parte, el título de Hijo de Dios había de chocar contra el monoteísmo de Israel: era cosa incon– cebible un hombre-Dios. La expresión Hijo del hombre