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AUTORRETRATO DE CRISTO 97 Es que los apóstoles lo habían dejado todo para se– guir a Jesús; pertenecían ya el reino de Dios, al cual Je– sús los había llamado, y después de seguirle en la vida serían sus colaboradores después de su muerte en la pre– dicación de su Evangelio. Esto no mengua nada el amor que Jesús tenía a su madre. La Virgen fue la primera en seguir las enseñanzas de Jesús y participar del reino de Dios. Por eso podemos afirmar que, en este sentido, era para Él dos veces Ma– dre. Madre por haberle concebido en su seno y Madre por llevarle en el corazón con su santidad de vida. Después de indicar Jesús que los apóstoles formaban su familia espiritual, añade unas palabras que pueden servir de gran consuelo para todos los seguidores del Evangelio, y son éstas: Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial será mi hermano y mi hermana y mi madre. Hacer la .-oluntad del Padre celesial es el requisito para pertenecer a la familia espiritual de Jesús. La volun– tad de Dios no está sino en la guarda de sus divinos man– damientos, en aceptar el mensaje de su divino Hijo, en escuchar sus enseñanzas y seguir sus ejemplos. Jesús es el Maestro a cuya escuela es preciso alistarse y el Modelo cuya vida hay que imitar. Lo más maravilloso y consoladof es que con esta vida de entregamiento a la voluntad de Dios, con esta repro– ducción de la vida de Jesús, no sólo somos acogidos en la intimidad y calor de su hogar, sino que le engendramos de nuevo en nuestro corazón. Con esto no sólo somos sus hermanos y sus hermanas, sino hasta su madre. ¡ Que felicidad ! ¡ Ser de la familia de Jesús ! ¡ Merecer que Él nos llame hermano y hermana y madre ! Esto es tener ya en esta vida algo así como un preludio del cielo, en donde la auténtica familia de Dios se sacia con los mismos manjares de la mesa del Padre celestial. La voluntad del Padre celestial era la obsesión, el ideal de la vida de Jesús, y esto debe ser también la aspi– ración de nuestra alma. Hacer esta divina voluntad es lo que Jesús nos enseñó a pedir en nuestra oración. Es que AUTORRETRATO DE CRISTO 7
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