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DESPUES DE LA CONSAGRACION Aq¡¡Í está Jesucristo, anonadado, en estado de víctima, inmolada por la salud del mundo. Por los hombres ofr,)ce el sacrificio de su cuerpo en oblación de suavísimo perfume. Más abatido aún que en el Calvario, adora al Padre, da gracias, y ruega en nombre de los pobres desterrados que no saben hacerlo. Nuestras culpas expía, con lo cual propicio el cielo mirar puede a los míseros humanos. Eterno Padre, aquí tienes a tu Hijo. La víctima inocente por nosotros, los culpables. Tus ojos amorosos, benigno, a El vuelve y su oblación acepta. El sacrificio de su cuerpo y sangre conviértenos en fuente inagotable que de tu gracia y bendición nos llene. Por él las almas de los fieles muertos logren la luz, la paz y el gozo eternos, y nosotros, mortales pecadores, formemos en el coro de tus santos. Y así de polo a polo, en todo tiempo, por El, con El y en EL para Ti, Padre omnipotente, en unidad del Santo Espíritu, sea todo honor y gloria. - 14 -