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«'.Si una muj-er que tiene diez dracmas, pier.de una, ¿no e·s verdad que :encenderá una lámpara, barrerá la .casa y buscará con to·do esmero hasta '.que la 1 h 1 aTl 1 e? Y habiéndola en•contrado, llama a las amigas y ve– cinas y les ·dice: 'Alegraos conmigo, porque he hallado la ·dracma que había p 1 erdido.' Os digo que de la misnta manera hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente» (Le. 15, 1-10). 3. EL HIJO PRODIGO. En la parábola del hijo pródigo presenta Jesús un relato que no tiene s·em•ejante en toda la literatura. Es sen·cillo, conmovedor, lleno de en·se-- - nanzas: « U·n padre tenía •dos hi.jos. Y .dijo el menor de ellos a su ,padre: ',Padre, dame :la parte .de la herencia que me corresponde'. El T·ep•artió entre ellos la herencia. Pasados ·algunos ·días, el hijo menor, habiéndolo reunido todo, se marchó a 1ej.anas tierras y ·allí dilapidó su l1acienda viviend•o licenciosamente. Mas, cuando lo hubo gastado todo, 1 sobrevino en aquellas tierras gran hambre y Perdido el dinero, el hijo pródigo tuvo que apacentar puercos él comenzó a sentir necesidad. Se puso al servicio de uno de los paisanos de aquella región, el cual lo envió a sus campos a guardar puercos. De bue– na .gana hubiera llenado su estómago de las algaii,robas que comían-los puer– cos, pero nadie s.e las daba. Entra,ndo dentro de sí, dijo: '¡,Cuántos jornaleros ,de mi padre tienen p-an en abundancia, mientras yo .aquí me muero de hambre! Volveré -a mi padre y le -diré: 1 Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. No ,merezco ser hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros'. Se puso, pues, en camino hacia su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció. Y, corriendo hacia él, se echó a su cuello 83
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