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Palestina, pr,egunta confid:encialm,ente a ,su·s -discípulos cuál es la opi– nión de las gentes .acerca ·de ·SU •persona. Les dijo: «¿,Quién ,dice 1a gente que es el ,H,ijo del hombre?» Lo·s (lis- cípulos Je fueron inform·ando •de las dive·rsas cosas que ·habían oído: «:U•nos dicen que ,es Ju·an el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jere• mías o alguno de los profetas~>~ . . Tal era la sensacion po·pulat· frente a J·esús.. Creían .que en El había resucita.do algú·n pr-ofeta ·a·ntiguo. Admitían la grandez·a de · ...Jesús, p~r9 s,e resistían !a -c·r-eerlo el Mesías, poDque lo esp•eraban ,como a un r·ey terr·en-o. J,esús, entristecido po·r la incre.dulidad de las ·gentes, les pr-eguntó a los apóstoles por: •SU. pro·pia opinión ·acerca de El, a ver si ellos co·m– pre·hdían algo más. «Y ·vosotros-les ·dijo-, ¿quién d,ecís que ·soy yo?» Ante esta pregunta respondió inmediatamente Shnón Pe 1 dro: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Jesús tuvo el consuelo de que siquiera sus discípulos más ínthnos sabían quién era El (Mt 16, 13-16 ). 3. · PROMESA DEL PRIMADO A PEDRO. Jesús, pa·ra co·nsolid,ar la nueva so-ciedad mesiánic·a que se formaba en torno a ,El, no p·o·día valers·e de los Jefes judíos, pues s-e habían co,n– vertido en su·s pe·or·e·s ,enemigos, en vez de aceptarlo· c9m0· .Mesías. Sus apóstoles tendrían que ser el fundamento· de la Iglesia, y, entre ellos, P·edro sería como la base o piedra fundamental sobre la que se asentaría el edificio. Jesús ya pensaba en ello al darle el nombre de Pedro, que significa piedra (ver la lección 7, n. 5). Pero al oír -con -cuánto· -entusiasm 1 0 le •confesaba co 1 m.o Hijo,.de Dios, le ·hizo saber -con ·,clari,dad su •d·e·stino·, ·no ·sin alabarle po·r haber aten·dido a la voz ·de 1 Dios. Le ,dijo efectivamente Jesús: «Bienav.enttirado eres tú, Simón, ·hiJo de Jonás, porque esto no· te lo ha-n revelado la car.ne ni la sangr.e · (es ·decir, los hombres), sino mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pe-dro y sob,re esta piedra edificaré .yo~ mi Iglesia, y l~s puertas del infierno no preva– lecerán contra ella. Yo te daré las. llaves ,d-el Reino -de los cielos y todo lo •que ata:res en la tier.ra será atado ,en :el cielo, y todo lo que ,desatares en ,la ,tierra será ·desatado en ·el cielo» (iMt 16, 17-19). · Con estas palabras pr'ol11etía Jesús a Pedro el mandó supremo en la socieda.d esp-irit:uál .de la Iglesia, como Vicario suyo y fundamento visi– ble de unidad entre sus discípulos. · . . Y ~o·mo l~ Igles.ia tenía que seguir siendo lo mismo ·d•espués de ·la muerte de S. P,edro, ten•dría que hab:er ·siempre . Uil funclam·ent·o vi– s1.ble de unid.ad. Este fundamento son los Papas de Roina, suc,ésores ,de S. Pedro. · · · · ' ¡ 4. JESU.S PREDICE SU PASION. En varias ocasiones habló J esós a sus discipulos de su Pasión, Muer– te y ResúlTE!Ccióit, con el fin de que fueran dejando stis ideas de un rei• lládo temporal y terreno del Mesías en este mundo. 72
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