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4. PURIFICACION DE I\IIARIA Y PRESENTACION DE JESUS EN EL TEMPLO. 1Según la Ley de Moisés, yige.nte en el pueblo judío, el p·rimer hijo que se tenía-el primogénito-debía ser consagrado al Señor (Ex 13, 2). · Como no eran n•ecesarios para el servicio de1 templo, del -cual se ccu·paban los le·vitas, los p.rimogénitos eran simplem·ente presentados .al Seií.or y se les vo1vía par-a casa d.espués d•e pagar cinco siclos .(u,nas 20 p·esetas) por e llos al tesoro del templo. . Ad.emá.s, la mujer que d 1 aba a luz un hijo, de·bía purificarse ofreciendo en el templo un cordero y un pichón o u.na tórtola para el sacrificio. ( Si no p·odía .ofrecer un co·rdero, debía llevar dos picho 1 nes o tórtolas). Esta ofren:. da -de purificación tenía lugar a los 40 días del nacimiento de un hijo varón, y a los 80 si era niña (Lev 12, 1-8).~ A ¡estas le·y,~s se so·metieron J.esús y la Virgen. « Y cuando se cumplió ·el ·tiempo en que, según la Ley de Moisés, de– bían ser purificados, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor y para ofr,ecer en sacrificio·, según lo ordenado en la Le·y del Señor, un par de tórtolas o dos pichones» (Le 2, 22-24 ). 5. EL ANCIANO Sl·MEON Y LA PROFETISA ANA. La visita de la Sagrada Familia al templo no pasó inadvertida para las almas buenas co·m,o el anciano Simeón y la profetisa Ana. Lo cuenta S. Lucas: « 1 Había a la sazó11 un hombr,e en J·erusalén lla– mado Sim.eón. Y era est•e ho,mb;r,e recto y piadoso, qu.e esp•e·raba la res– tauración r11esiánfca d·e Isra•el; ·y· ·el Espíritu S,anto ·moraba en él. Y le había sido r•evelado por ·el Espíritu Santo ,q1.1e no n1oriría antes ele ver ' ' • J 26 . . .. ' . . ' ' . ' ' .. . . ' A. 11 \ 1 ~ • l f , • ~ • '11 • " • ' ' . El anciano Simeón tomando en sus brazos a Jesús

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