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. 9. Cambia el Misal al extremo derecho del altar y espera en pie al lado izquierdo hasta que el celebrante lee en el libro la antífona de la Comunión. Ento·nces se arrodilla y, recibida la bendición, contesta en pie al principio del Evang·elio, yendo luego al lado derecho. Allí escu– cha el Evangelio, haciendo genuflexión al mismo tiempo que el sacer– dote. 10. Terminada la Misa, si hay Avemarías se arrodilla al lado del sacerdote y le co·ntesta. Hecha la reverencia, regresa a la sacristía pre– cediendo al celebrante. l. MISAS DIALOGADAS. Misa dialogada es aquella en que los fieles responden al sacerdote, dialogando con él como lo hace siempre el monaguillo. La Misa dialogada constituye para los fieles el modo más perfecto de participación litúrgica exterior en la Misa. Por esta razón la Iglesia recomienda que se acostumbre a la gente a esta manera de oír Misa. Se pueden distinguir cuatro grados en esta participación litúrgica: 1. 0 ) Responder al sacerdote en las cosas más fáciles, como Amén, Et cu·m spiritu tuo, Deo gratias. 2. 0 ) Decir lo· que corresponde al ministro o monaguillo. 3. 0 ) Recitar además con el celebrante partes del Ordinario 1 ·de la Misa: Gl.oria, Credo, Sanctus, Agnus Dei ... 4. 0 ) Recitar también las antífonas del Propio de la Misa: Introito, Gradual, Ofertorio, Comunión. Otra manera exterior de participar en la santa Misa tiene lugar con la llamada Misa Co·munitaria. En ella se reza o se canta en lengua co– rriente (castellano) con textos acomodados a las distintas partes de la Misa. · El director, además de dirigir los rezos y cantos del pueblo, lee en voz alta la Epístola y el Evangelio. 2. LA MISA CANTADA. La Misa cantada es el prototipo de la celebración litúrgica del santo Sacrificio. La Misa rezada es una simplificación debida a las circuns– tancias que hacen imposible la c·elebración sole·mne de todas las Misas. En la Misa cantada intervienen: Sa,cerdote celebra·nte, Diácono y s·ub– diácono asistentes, acólitos, coro de cantores y fieles. Las ceremonias r ·evisten gran solemnidad: El sacerdote canta, al saludar al pueblo, las oraciones Colecta y Post– comunión, el Prefacio y el Pater Noster, y entona el Gloria y el Credo. El diácono canta el Evangelio y el I te Missa est. 157

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