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Para evitar esto, pidieron al día ·siguiente a Pilato que se hioiera guar.dia junto al sepulcro de J.esús ·durante los tres prim·ero:s días. Pilato dejó ,algu,nos soldados a la ·dis,posición de los sa·c•erdotes y escribas. Pero éstos, a•demás ·de la guardia, pusieron •en la piedra de•l :sepulcro el sello del Sanedrfn, para ,que nadie tocara -allí sin ·,que ellos lo ·notaran. D-e •este •m.o·do, pensaba·n ellos, no había p,eligro-de n,ada -desagradable. l. Catnino del Calvario: Se determinó crucificar a Jesús en el m,onte Gólgota (Calvario==calavera), a la saZida de Jerusalén por el norte. Iba entre dos lad·rones, tam1bién condenados a muerte. Lle– vaba sobre sus hombros el madero del suplicio, que l,e ayudó a lle– var Simón de Cirene.A su camino despertó la co 1 mpasión de unas pia– dosas mujeres, cuyo llan,to consoló. Es tradición que la Verónic·a le limpió la sangre, sudor y polvo de su divino rostro. 2. La crucifixión: Despojado de sus vestiduras y sin tomar la bebida de vino y m,irra que Z.e aliviaría los dolores, Jesús fue cru– cificado en el Calvario. La farma_de su cruz fue la inmisa, con la causa de su n1uerte inscrita en la parte superior: Jesús Nazareno, Rey de los judíos. 3. Insultos a Jesús: A los padecin1ien·tos físicos se itnieron los 111orales. Insultos de la 1nitc1ha gente qiLe pasaba y se reía de El por– qite 110 se sal.vaha a sí n1ismo después de tanta fama de taumaturgo. Insultos de los sacerdotes y escribas; insultos de uno de los ladro11es crucificados con El. 4. Las siete palabras: 1) A los que le daban muerte: «Padre mío, ,perdónales, porque no saben lo que hacen». 2) Al buen ladrón: «En verdad te digo que hoy estarás co11migo en el1paraíso•». 3) A su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo ... He· ahí a tu Madre». 4) A su Padre: «Dios mio, ¿po,r qué me has desamparado?». 5) «Ten·go sed». 6) « Todo está cumplido». 7) Al mo·rir: «Padre mio, en tus manos en- • comiendo mi espíritu». 5. Muerte de Jesús: Hacia las tres de la tarde la tierra se cu– brió de tin·ieblas y Jesús exclarnó: «Dios m '.ío, Dios mJo, ¿por qué 1n·e has desamparado?». Y luego d'ijo: «Tengo, sed». D 1 esp·ués de pro– bar el vin'agre qite le ofrecieron, dijo: «Todo está acabado». Y con fuerte voz gritó: «Padre n1ío, en tus manos encomiendo· mi espíritu». E inclinando la cabeza murió. El soJ, se oscureció, la tierra tembló rompiéndose las rocas, los sepulcros se abrieron y algunos muertos resucitaron, el velo del 128
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