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CRUCIFIXION Y MUERTE DE JESUS Si la muerte de cualquier persona infun-de siempre un profundo respeto, ·n.o es extraño que la muerte d,e Cristo hiciera resqu•ebrajarse de estupor a las mism.as rocas. S.abemos que la mu·erte de Jesús tenía un valor y un significado salvado·r para los hombres, que ~e b·eneficiarían .de aquel sacrificio. Pero esto no .quita nada de trag,ed1a a,l doloroso· suceso que ,se desarro– lló en la cima del Calvario al lado de Jerusalén •en la tarde del Viernes Santo. ·Allí ·mt1rió crucificado, a manos de los hombres injustos, el Justo por exc•elencia, ,el ·H·ombre~Dios. En la le-cción se ·da·n los episodios más salientes ·,narrados ,en los Ev.angelio•s. T.éngase ,en •cuenta que frente a la. muerte de J.esús vale más ·el silencio anonadado qu.e cualquier comentario. l. CAMINO DEL CALVARIO. Dictada ,}a sentencia .de crucifixión, se preparaba el mad•ero para e-1 patí.bulo y S•e 1 d-esigna,ba el lugar •de la ejecución. Solía ser en un sitio fu·era ,de Ia ciu·dad y ·cerca .d•e un camino frecu·entado. Para crucificar a Jes.ús se eligió una pequeña pro 1 minencia rocosa al norte de Jerusalén apenas se sale de la ciudad. Esa colina era llamada Gólgota ( en latín Calvariop que significa cráneo o calavera). Un pelotó·n .de soldados mandados por un centurió·n se encargó de condu– cir a Jesús al .patíbulo. (Cargado con ,el madero ,del suplicio, salió Jesús de la to•rre A,ntonia .hacia el 1monte 1 C·alvario. Le acompañaban dos vulgares ,la– drones también condenados a muerte. La multitud curiosa les ,rodeaba y no faltaban insultos •e injurias contra aquellos hombres a lo,s que ninguna ley ., . proteg1a. Jesús se ,h·allaba ,extenuado hasta tal extremo, que el peso del madero no le dejaba apenas caminar, haciéndole caer en tie 1 rra al .menor tropiezo. Con ganas de llegar cuanto antes y para evitar que Jesús pudiera desvanecerse o morir en el camino, ·el centu~ión requirió a Simón de Cirene, •que regresaba de trabajar del campo, para que llevara el instrumento del •suplicio d-e Jesús. Cont~ariado ·de momento, el bue·n hombre sintió luego la satisfacción de ha– cer un · servicio al hombre más •e~trao,rdinario 'que habían visto sus ojos. La contemp1ación ,del espectáculo• ,cam1ino de la muerte ,despertó 1a compasión de unas n1itjeres ele Jerusalén, que. no pudieron conten•er las lágrimas. Al advertir J,esús aquella piedad, les hab,ló ,de ,esta manera: «Hijas ·de J erusa1én, no Ilor,éis po·r mí. Llorad más bien por vosotras y por vuestros híjos». Aludía Jesús a1 tiempo en ·que Jerusalén sería des-– truida y to•do 1 s sus hab,itantes pasarían por las más atro,ces penalidades antes de acabar en la muerte. 123

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