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2.- LOS CAPUCHINOS Dentro de este ambiente de reforma nacieron los Capuchinos. Pero la cosa empezó en "Las Marcas"; una región de la Italia central, limítrofe con la "Umbría", donde en la época del Renacimiento no se distinguía pre– cisamente ni por su cultura ni por su apertura espiritual; basta recordar que los primeros movimientos de reforma, entre ellos la de los ""Espirituales"". surgieron en estas zonas un tanto involucionistas. El motivo fue el mismo de siempre: un grupo de frailes, en este caso Mateo de Bascio, Pablo de Chioggia y los hermanos Ludovico y Rafael de Fossombrone, insatisfechos de la vida que se llevaba en la "Observancia", se decidieron volver al eremitísmo de los orígenes como una forma de cum– plir literalmente la Regla. Sin permiso previo de su Provincial, optaron por hacer efectiva su nueva forma de vida, ocasionándoles persecuciones y aventuras sin fin hasta que, su amistad con Catalina Cibo, duquesa de Camerino y sobrina del papa, hizo posible que el 3 de julio de 1528, por medio de la bula "Religionis Zelus", Clemente VII concediera existencia jurídica a la nueva Fraternidad. En realidad se trataba, simplemente, de pedir llevar "vida eremítica", guardando la Regla de San Francisco, de usar la barba y el hábito con el capucho piramidal - de aquí el nombre de "Capuchinos"- y de predicar al pueblo. La afluencia inmediata de gran número de observantes y algunos novicios planteó la necesidad de hacer unas Constituciones que definie– ran la incipiente reforma. Un año después se convocó el primer Capítulo para organizarse y redactar las Constituciones que, por hacerse en el ere– mitorio de Albacina, han pasado a la historia como "Las Constituciones de Albacina", aunque en realidad llevaran el título de "Constituciones de los hermanos llamados de vida eremitica". Con esto está dicho todo. Configurados como verdaderos ermita– ños, se caracterizarán por una vida más aislada posible y dedicados a la oración y la penitencia en un marco de austeridad heróica. Como ejemplo basten estas puntualizaciones: Supresión de toda función pública - confe– siones, asistencia a funerales y procesiones , etc.-, para dar más tiempo a la oración mental, que será de dos horas, como mínimo, para los menos fervorosos, ya que todos deberán emplear en ella el tiempo que les quede 6
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