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Un tal Ananías vendió una poses10n y simuló entregar su precio a los Apóstoles, cuando en realidad se quedó con parte del mismo. San Pedro le recriminó con estas palabras: «Ananías, ¿cómo es que Satanás se posesionó de tu corazón, moviéndote a en– gañar al Espíritu Santo y qu edarte con parte del precio del cam– po? ¿Es que no era tuyo sin venderlo y, después de vendido, no quedaba el precio en tu poder? ¿Por qué se te ocurrió tal cosa? No mentiste a los hombres, sino a Dios)) (Hech 5, 3-4). Se ve que para San Pedro es lo mismo mentir al Espíritu Santo que mentir a Dios. El mismo Jesús dice que los ·,que atribuyen sus milagros a virtud del diablo blasfeman contra el Espíritu Santo (Me 3, 9). Y la blas– femia es el pecado que va directamente contra Dios. En su discurso después de la última Cena habla Jesús repe– tidas veces de la vida común del Espíritu Santo con el Padre y con el Hijo. Y promete a los Apóstoles que el Espíritu Santo será el Consolador que permanecerá para siempre con ellos y con la Iglesia, completando de modo divino la obra de Cristo. Todo lo cual indica que es Dios lo mismo que el Padre y el Hijo (Capí– tulos 14-16 del Evangelio de San Juan). Se pueden también recordar los textos trinitarios en que se ha– bla por igual de las tres divinas Personas, especialmente el mandato de Jesús de bautizar a todos «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19). (Véase la lección 3). 2. COMO SE HA MANIFESTADO A LOS HOMBRES La revelación acerca del Espíritu Santo la hemos recibido pro– piamente de Jesús, quien se hizo hombre para manifestar el miste rio de Dios, según dice San Juan : «La gracia y la verdad vino por I esucristo. A Dios nadie le vio jamás; Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, ese nos le ha dado a conocer» (Jn 1, 17-18). Sin embargo, también tomó el Espíritu Santo formas visibles que lo simbolizaban e indicaban su presencia espiritual, por ejemplo, la figura de paloma después del Bautismo de Jesús. La manifestación más solero.ne del Espíritu Santo, que venía a los apóstoles para completar la obra de Jesús y dar consistencia defini– tiva a la Iglesia, fue el día de Pentecostés. Jesús lo había prometido: ccRecibiréis la virtud del Espíritu Santo» (Hech l. 8). «El Padre os dará otro abogado ... El Espíritu de verdadn (J n 14, 16-17). «El Es- 81
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