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Para ver expresada esta verdad en la revelación, basta re– pasar el Evangelio. Jesús nace como hombre, crece, trabaja, se cansa y llega fatigado a pedir agua a la Samaritana, se entristece y llora ante el sepulcro de su amigo Lázaro, se aíra contra los mercaderes del templo, ruega al Padre que le libre de la Pasión si es posible -aunque se somete a su voluntad-, padece y, al fin, muere desangrado y exhausto en una cruz. Jesucristo, por tanto, es hombre perfecto con cuerpo y alma, con entendimiento y voluntad humana, que son las potencias del alma. En consecuencia, Jesucristo tiene dos entendimientos (uno divino y otro humano) y dos voluntades (una divina y otra humanaJ. Su ciencia divina era infinita y su ciencia humana la más perfecta que se puede imaginar. Jesucristo es, pues, una sola Persona divina con dos naturalezas - divina y humana-. 4. COMO OBRO CRISTO LA REDENCION Jesucristo nos redimió ofreciendo el Sacrificio de su vida en la Cruz, para obtener el perdón de nuestros pecados y devolver– nos la gracia y la amistad de Dios (Catecismo n. 73 ). Jesucristo, como Dios y como Cabeza también de la humanidad, tenía más poder para salvar al mundo que Adán para perderlo. Cual– quier acto suyo, como la más pequeña súplica al Padre, tenía un mérito infinito, capaz de aplacar a Dios por las ofensas de todos los hombres. Sin embargo, quiso redimirnos tomando sobre sí la mayor de las miserias humanas después del pecado, que es el sufrir y morir. Y así obró nuestra Redención de modo especial con su Pasión y Muerte de Cruz. - Ya en e1 profeta Isaías se anuncia la redención por el dolor y la muerte del Mesías: «Fue traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados ... Ofre– ciendo su vida en sacrificio por el pecado ... » (Is 53, 5, 10). - Jesucristo, en la institución de la Eucaristía; dice: «Este es nú cuerpo que es entregado por vosotros» (Le 22, 19). «Esta es mi sangre del Nuevo Testamento, que será derramada por muchos para remisión de los pecadosn (Mt 26, 28). - San Pablo dice muchas veces que Cristo murió por nuestros pecados (1 Co 15, 3). Y San Pedro escribe a los fieles: «Habéis sido rescatados .. . con la sangr€' preciosa de Criston (1 P l, 18-19). 59
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