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Adán y Eva, colocados por Dios en el Paraíso, recibieron el pre– cepto de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, bajo pena de incurrir en la muerte del cuerpo y de la vida sobrenatural y en toda clase de sufrimientos. Poseían suficiente conocimiento para advertir que Dios tenía razón; pero el diablo, bajo la figura de una serpiente, les tentó. Comenzó por Eva y excitó su curiosidad diciendo que Dios les había prohibido comer de aquel fruto porque, si lo •comían, se– rían como Dios. Eva se quedó mirando al árbol y vio que su fruto era bueno para comerse por el buen aspecto que ofrecía. Y sin más, ·cogió del fruto y comió y le ofreció igualmente a su marido, que también comió (Gn 3, 6). Con un relato tan sencillo al parecer, describe el autor sa– grado la primera y más funesta desobediencia de los hombres – ª Dios. Este pecado grave de Adán y Eva les privó de la amistad de Dios y de todos los demás dones extraordinarios que les había dado al crearlos. Y por eso dice la Sagrada Escritura que Dios arrojó del Paraíso a los primeros padres (Gn 3, 3). · -. . Y por ser Adán representante de todo el género humano, su pe- cado repercutió en toda la humanidad. l El pecado original es un misterio, pues no solamente consiste en que Adán dejó como herencia a los hombres el castigo de su pe– cado, sino que nos hizo partícipes de su mismo pecado, haciéndonos a todos pecadores. Por el acto suyo quedó manchada su alma y el alma de todos los hombres que proceden de él (a excepción de la Virgen Santísima). Pero en los descendientes de Adán esa mancha consiste en la privación de la gracia, que Dios nunca está obligado a dar a ningún hombre. Por esta razón no se Puede decir que sea una injusticia el que los hombres carguen con una culpa que no cometieron por un acto propio. El pecado original es un dogma de fe definido por el toncilio de Trento y que se encuentra en la Sagrada Escritura, especialmente en San Pablo, que dice de Adán en la carta a los Romanos : «Por la desobediencia de él, todos fueron hechos pecadores» (Rm 5, 19). 4. ESTADO DE GRACIA Y ESTADO DE PECADO · El hombre, con relación a Dios, puede hallarse en dos actitudes solamente: en estado de gracia o en estado de pecado. - Estado de gracia es aquel en que ei hombre se halla adorna- 50

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