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Esta verdad la supone y enseña la Sagrada Escritura desde el principio mismo: ccAl principio creó Dios el cielo y la tie– rran (Gn 1, 1). Después, Dios cenos dio a conocer el misterio de su voluntad, conforme a su beneplácito, que se propuso realizar en Cristo en la plenitud de los tiempos, reuniendo todas las co– sas, las de los cielos y las de la tierra en El» (Ef 1, 9-10). En todo ello se ve que, por encima de todas las cosas, es Dios el que existe. Cuando Moisés, ante la zarza que ardía sin consumir– se, le preguntó al Señor cuál era su nombre, Dios le contestó: «Yo soy el que soy» (Ex 3, 14). La Sagrada Escritura enseña también lo que se dice en el nú– mero siguiente: que la existencia de Dios se conoce por la razón. Dice San Pablo en la carta a los Romanos : «Desde la creación del mundo lo invisible de Dios, su eterno poder y divinidad, son conocidos mediante las creaturas. De manera que son inexcusables (los gentiles), pues conociendo a Dios no le glorificaron» (Rm 1, 20-21). El libro de la Sabiduría se refiere a los idólatras al decir: ccVanos son por naturaleza todos los hombres que carecen del conocimiento de Dios, y por los bienes que disfrutan no alcan– zan a conocer al que es la fuente de ellos y por la consideración de las obras no conocieron al artífice» (Sb 13, 1). Y el Salmo 14 comienza llamando necios a los que niegan la existencia de Dios: ce Dice el necio: No hay Dios». La primera verdad del símbolo de la fe o Credo no puede ser otra que la existencia de Dios : « Creo en Dios Padre todopodero– so ... » 2. DEMOSTRACION RACIONAL DE LA EXISTENCIA DE DIOS Demostrar la realidad de una cosa es llegar a conocerla mediante el análisis de otras realidades. (Por ejemplo, conocemos en las hue– llas sobre la arena el paso de un ser viviente, o en ~1 paralaje la distancia de las estrellas.) Demostración racional no es lo · mismo que explicación cien– tífica, en el sentido de experimentación con instrumentos técnicos perfeccionados o· de conclusión matemática (corno se explica por la ley de la palanca la facilidad asombrosa con que una fuerza pequeña levanta • un peso enorme). Para esto, Dios tendría que hallarse en el mismo orden de ser que las cosas del mundo: No .sería el Dios que buscamos. 19
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