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3) De una vida sobrenatural, por la que el cristiano es elevado a vivir con Cristo en Dios. La doctrina de Cristo no sólo enseña verdades y ordena cosas que cumplir es sobre todo espíritu y vida, como afirmó el mismo Jesús: «Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida» (J n 6, 63). La vida sobrenatural se tiene por la gracia santificante, que hace al hombre participante de la naturaleza divina y le pone en disposición de conseguir la vida eterna. Los medios ordina– rios d~ conseguir y conservar esta vida sobrenatural son los sa– cramentos. Dialogo y Repaso 1. Consulta en Mt 4, 10 y comenta el sentido de las palabras de Cristo: «Adorarás al Señor Dios tuyo y a El solo ser– virás». 2. En un buque puede haber veinte camarotes uno junto a otro. La religión no es un camarote junto a otros dieci– nueve, sino que es el timonel y el motor de toda -la em– barcación. ¿_'Qué significa este pensamiento del Carde– nal F aulhaber? 3. Di en qué se diferencia esencialmente el cristianismo de las demás religiones. LECTURA El · católico frente a las demás religiones Todas las religiones que se encuentran en el mundo se esfuerzan por res– ponder de varias maneras a la inquietud del corazón humano, proponiendo caminos, es decir, doctrinas, normas de vida y ritos sagrados. La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con verdadero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas, que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es el camino, la verdad y la vida (lo 14, 6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas (cf. 2 Cor 5, 18-19). Por· consiguiente, exhorta a sus ·hijos a que, con prudencia y caridad, me– diante el diálogo y colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de la fe y de la vida cristiana, le conozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen. (Concilio Vaticano II, Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas). 16

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